Separa espacios y tiempos para estar en el presente y valida tus sentimientos
Llevamos un año desde que comenzó el confinamiento para prevenir el contagio por covid-19 en Puerto Rico. Otros países comenzaron un poco antes o un poco después, pero a estas alturas todos en el planeta llevamos un año de haber sido impactados por este virus que ha sido lo único que nos ha paralizado en décadas. Se detuvo la economía, se detuvo la vida diaria y comenzaron las noticias de contagios y muertes a unos niveles tan acelerados que nos parecía estar viendo una película de Hollywood. Poco a poco las noticias del virus pasaron de ser algo terrible y desconocido que sucedía en China a ser más cercanas y tangibles. Poco a poco se fue acercando. Cuando arrasó con Italia y llegó a España comenzamos a prestarle más atención. Pensábamos que seguía distante y remota la posibilidad de que nos llegara el día de recibir este virus, pero poco a poco hizo su entrada y comenzó nuestro encierro.
No sabíamos mucho de él y las especulaciones eran cada vez más ruidosas, las noticias confusas y la cura lejana. Nos estremecía y entristecía el número de muertes, nos tocó de cerca y ya todos (o casi todos) conocemos a alguien que padeció el virus o, peor aún, alguien que no lo sobrevivió. Comenzamos a usar mascarillas y a recordar que hacía 100 años el mundo había vivido algo similar. Comenzamos a lavarnos las manos como nunca y a usar el “hand sanitizer”compulsivamente. Comenzamos a lavar todo lo que comprabamos en el supermercado, todo, a dejar los zapatos fuera de casa, a quitarnos toda la ropa al regresar de la calle y a desinfectarnos hasta los pensamientos. Poco a poco los cumpleaños, encuentros, celebraciones y hasta el trabajo se transfirieron a un formato virtual. Los abrazos se extinguieron y comenzó una nueva normalidad.
Al principio, la incertidumbre, el desconocimiento y la novedad de la situación nos mantenían con el nivel de adrenalina a las millas. Poco a poco la intensidad fue bajando y la nueva normalidad terminó siendo solo normalidad. Y entonces llegó el hastío, el cansancio y la fatiga. Entonces, nos cansamos de los días eternos, de las fiestas por Zoom y del distanciamiento social. Y aquí estamos, un año después sin saber muy bien cómo seguir adelante, cómo mantenernos enfocadas en las cosas que tenemos y queremos hacer para lograr nuestros sueños y nuestras metas.
Por eso quise hablar con la psicóloga clínica María García Echevarría, para que me ayudara a compartirte algunas claves que te ayuden a liberarte del agotamiento que nos provoca la pandemia y el confinamiento. Aquí te comparto un resumen de nuestra conversación que puedes escuchar en el podcast de Apagando Fuegos o ver en nuestras redes sociales. Te dejo el video por aquí también.
Y bueno, a lo que vinimos. Aquí 8 consejos para liberarte de la fatiga pandémica y enfocarte:
- Separa tiempo y espacio individual para cada miembro del núcleo familiar. El tiempo en soledad es necesario para el descanso y para reconectar con misma. Asegúrate de tener tus ratitos solo para ti.
- Valida tus sentimientos y habla sobre ellos. Es importante que te des cuenta y reconozcas cómo te sientes. No eres una histérica, ni una vaga, ni Wonder Woman. Eres una mujer de carne y hueso y llevas un año encerrada. Reconoce cómo te sientes y háblalo con otras personas.
- Mantén la disciplina para retomar el trabajo y asegúrate de que vives en el presente. Si bien es necesario ventilar nuestros pensamientos y sentimientos sobre la pandemia, también es importante que nos mantengamos en el momento presente para evitar el agobio. Hay que mantener un balance entre los temas relacionados con la pandemia, la vida diaria y tus gustos, intereses, sueños y aspiraciones.
- Marca espacios para cada actividad y date permiso para descansar. Si todo lo hacemos en el mismo espacio y no establecemos diferencias entre los distintos momentos del día, nos parecerá que la vida se reduce al trabajo y las tareas del hogar. Recuerda que tienes derecho al descanso, que el trabajo y las tareas domésticas tienen que detenerse en algún momento aun cuando no hayas terminado para que puedas descansar y retomar fuerzas.
- Ten una idea clara de lo que estás haciendo. Tener claridad sobre lo que tenemos que hacer, sobre nuestro trabajo y las expectativas que se tienen de los resultados que debemos alcanzar es esencial para mantenerte enfocada y dirigida a completar tu trabajo. Sobre este tema, te recomiendo que leas el artículo: 5 pasos para encontrar la claridad que necesitas
- Cambia la palabra tengo por quiero. Siempre hay espaciopara tu voluntad. Las cosas no las tienes que hacer, decides o aceptas hacerlas. Eres dueña de tus actos y de tu tiempo y tomas decisiones sobre ellos. Tú y solo tú haces las cosas porque quieres no porque tienes que hacerlas. Aun cuando pienses que no tienes opción, al final es tú decisión dejarle tu voluntad a otros.
- Cuando lleguen pensamientos intrusivos, dales un momento. A veces estás intentando completar una tarea y llega ese pensamiento que te distrae, que te hace pensar en otra cosa, que te saca de tu momento de concentración. Atiéndelo. Obsérvalo. ¿Vale la pena prestarle atención ahora? Si la respuesta es sí dedícale un momento. Si la respuesta es no, déjalo ir y continúa con tu trabajo.
- Atiende TODAS tus necesidades. Asegúrate de sacar tiempo para descansar, alimentarte bien, entretenerte y establece los tiempos en los que vas a estar disponible para otros ya sea dentro de casa o en el trabajo. Establece límites saludables para que puedas mantener un ritmo de trabajo adecuado sin afectar tu salud física, emocional o mental.
Ya sabes, la decisión de mantener el enfoque es tuya, pero hay un trabajo que hacer y la disciplina que le pongas será clave para superar la fatiga que nos provoca la pandemia. Ánimo, tú puedes. Quiero saber cómo estás y cómo te ha tratado esta pandemia. Escríbeme a través de las redes sociales de Apagando Fuegos. Si quieres saber más sobre la psicóloga clínica María García Echevarría, puedes encontrarla en Facebook.
