Cuando las ideas flotan, anclarlas y enfocarlas en los objetivos que debemos conseguir es vital para continuar
Me gusta escuchar a otros, especialmente cuando tengo que hacer algo que los va a involucrar. En una ocasión tuve que planificar una campaña de responsabilidad social, me dieron un tema bastante amplio y muy poca dirección. Así que me senté con mis compañeros de trabajo y comencé a preguntarles sobre sus ideas para abordar esa campaña. Todos tenían un enfoque distinto y todos eran buenos, pero el problema era conectarlos. Llené mi libreta y mi cabeza de todas sus ideas y me encerré en mi oficina. Estaba aterrada, esto tenía que salir bien y yo no encontraba por dónde agarrar el asunto. Era como tener un montón de globos llenos de helio dentro del carro y no saber cómo organizarlos para poder conducir.
Abrí una página de Word y me quedé mirando ese rectángulo blanco por un buen rato. No encontraba como meterle el diente. Todas las ideas parecían buenas y al ser un tema de responsabilidad social, todo parecía igual de importante. Así es que hice lo mejor que sé hacer: una lista, luego metí cada idea en cajitas y comencé a moverlas hasta que encontré la manera de conectar. Para llegar ahí seguí algunos pasos que me permitieron aterrizar los temas y hasta eliminar algunos. Aquí te cuento cómo lo hice:
- Determina tu propósito: Necesitaba tener bien claro lo que queríamos lograr para asegurarme de que las ideas ganadoras nos ayudaran a llegar a ese objetivo. Así que lo escribí bien grande y le puse colores para que no se me fuera a escapar.
- Confirma la viabilidad de las ideas: Una vez tenía claro mi objetivo, enfrenté cada idea a ese objetivo. Fue como hacerle un examen a esas ideas. Si me ayudaban a cumplir el objetivo se quedaban, si no me ayudaban estaban fuera.
- Separa ideas de tareas: Dentro de todo el lío de información que recibí había de todo y cuando no hay claridad es fácil confundir lo que es una idea de lo que es una tarea. Así es que empecé a segmentarlas y enlazarlas para ver cuáles eran parte de algo más grande y cuáles eran solo una acción a tomar. Este ejercicio me ayudó a descartar muchas cosas que me estaban desenfocando de mis objetivos.
- Prioriza las ideas por su valor: A este punto ya la lista era más pequeña y las cosas comenzaban a tener más sentido. Entonces, era momento de ponerlas en orden y para ello les di valor: cuánto tiempo necesitaban para convertirse en realidad, cuánto nos iba a costar, cuántas personas necesitaba para ejecutar y cuánto impacto iban a tener.
- Busca lograr más con menos: Una vez tuve claro el valor de cada idea, me enfoqué en las que nos permitirían cumplir nuestro objetivo con el menor esfuerzo y presupuesto, pero el mayor impacto. Esto es un balance delicado y no necesariamente significa que será la idea más económica. No se trata sólo de inversión en dinero, siempre hay que poner en balance la inversión de tiempo y recursos, por aquello del dicho de que: “lo barato sale caro”.
Con esta organización de las ideas, pude preparar un plan para esa campaña, pero además me sigue ayudando en muchos otros proyectos para anclar y poder comenzar a actuar. Si tienes un revolú mental y no encuentras cómo enfocarte, esta Guía para encontrar la solución perfecta a tu problema te puede ayudar en el proceso. Y además, es GRATIS. Cuéntame cómo organizas tus ideas y las haces realidad en las redes sociales de @ApagandoFuegos. Te espero.
Excelente! Parece simple, pero la verdad hay que tomar pasos para organizar las ideas y que fluyan adecuadamente! Gracias
Así es, organizarse no tiene que ser complicado pero sí consistente. Cada semana que comienzo sin organizarme la termino de forma caótica y cada semana que me organizo logro más de lo que me esperaba.