Detenerse un momento ayuda a reorganizar el caos a tu alrededor
Una apagafuegos es esa persona que todo lo resuelve para todo el mundo. Usualmente es una mujer, a veces es mamá, es hija, es esposa, es amiga, es hermana. En fin, ya sabes por dónde voy… La cosa es que la apagafuegos es aquella que salta de crisis en crisis atendiendo todos los fuegos que surgen a su alrededor. Una apagafuegos puede con todo, a veces puedes llegar a ver la sombra de su capa como una estela que te pasa por el lado. Es una Wonder Woman. A una apagafuegos le cuesta pedir ayuda (por no molestar) y vive con un cansancio eterno, con el mono trepao y ese dolorcito en el cuello que en algún momento atenderá, se asoman sus canas y sus ojeras son fieles compañeras.
Oye, pero espera. A la apagafuegos le gusta estar guapa y arreglarse y salir a divertirse y, mientras lo hace resuelve un par de problemitas aquí y allá. Esto significa que la apagafuegos no siempre está presente en todo lo que hace porque anda con el Multitasking en On todo el tiempo. Entonces, algunas cosas se quedan a mitad, algunas cosas se quedan olvidadas y algunas cosas salen bien, pero no tan bien como la apagafuegos hubiera deseado.
Pero sabes qué, a la apagafuegos le gusta organizarse porque también se cansa del caos y de las crisis. Y cuando lo hace las cosas salen super bien como un evento impecable, un informe de resultados perfectos, unas vacaciones familiares inolvidables. Tu sabes, la apagafuegos conoce a su gente, sabe hacerlos feliz en el trabajo y en casas. Ella lo logra. Exacto, lo logra, ¿y cuál es el problema Iliana? Me preguntarás…
Pues, la apagafuegos descansa poco, tiene el mono trepao’ y las ojeras la acompañan rebeldes al concealer, las cosas quedan a mitad o más o menos bien y tiene bien poco, poquitísimo tiempo para dedicarselo a misma porque vive por y para los demás. Ahí está el tema, cuando la apagafuegos saca un ratito para ella, se siente hasta culpable porque cree que al dedicarse tiempo le quita el tiempo a otros. Entonces, solo se permite un ratito pequeñito, minúsculo para seguir con sus tareas, sus rutinas, sus problemas y los de los demás.
Ajá, Iliana y qué quieres que haga si no me da el tiempo para más, me dirás. Amiga, ahí está el meollo del asunto. El tiempo, tiempo, tiempo, tiempo. ¿Cuántas veces te has encontrado pidiéndole horas al día para terminar algo, para llegar a algún lugar o para dormir un ratito más?
Pues, como te conté en el episodio pasado, el tiempo nadie lo tiene, ni tú, ni yo, ni Wonder Woman. El tiempo no existe. El tiempo lo inventamos los humanos para organizarnos. Y nos organizamos cuando establecemos prioridades en nuestra vida.
En el artículo Tengo un caos en la cabeza te conté algunas cosas que podemos hacer para bajarle a la velocidad de esta loca vida que llevamos y comenzar ese camino para ser, al menos, apagafuegos en recuperación. Oye, que yo estoy en ese tren también y quiero repasar esas cosas que puedes hacer desde hoy para comenzar este camino:
- Organiza tu agenda, e incluye todas tus responsabilidades para que puedas acomodar y planificar espacio para todo lo que es importante para ti.
- El tiempo no se tiene, el tiempo se hace, así es que organiza tus prioridades y asegúrate de que lo que está en tu cabeza esté en tu agenda para que no se te olvide esa cita médica que sacaste hace un mes.
- Ten tus objetivos claros, cuando te aclaras sabes a dónde quieres llegar y puedes crear tu ruta.
- Pide ayuda, olvídate de Wonder Woman que ella tiene al Justice League y una isla llena de un chorro de amazonas que la ayudan en cada batalla. Así es que mamita, pide ayuda. ¿Por qué vas a tener que hacerlo todo tú sola?
- Saca tiempo para ti, misma necesita también de ti, dale amor.
Entonces, esto se oye bien bonito verdad, pero cómo lo hacemos realidad, cómo logramos hacer estas 5 cosas de verdad si mientras me escuchas seguro que estarás fregando, haciendo tareas con los nenes, o quizás guiando y de un lado para otro para seguir resolviendo.
Pues, vamos por partes. Antes de empezar con estas 5 cosas puedes hacer una en estos momentos mientras me escuchas y le metes sin piedad al multitasking. Espera, no. Deja el multitasking un momento. Eso es. PARA.
Tienes que parar. Alto, STOP, Don’t Move. Detente un momento. Vuelve aquí, quédate un ratito en este presente. Apaga el motorcito de tu mente por unos minutos. Psst, hey aquí. No lo dejes caer. Tenemos que hacernos conscientes del momento presente, del ahora. Quiero invitarte a hacer un ejercicio que a mi me funciona para aquietarme y reenfocarme.
Cada vez que te sientas que estás corriendo como el hamster dentro de la rueda. Para. Cada vez que sueltes una cosa para hacer otra porque alguien te lo pidió o porque de repente te acordaste de que tenías que haber hecho algo hace 2 horas, para. Para, sí. Y piensa: ¿Qué es más importante? ¿Debo terminar esto primero? ¿Qué pasa si no lo termino? ¿Lo otro o los otros pueden esperar a que yo termine esta tarea? ¿Le dediqué el tiempo y esfuerzo necesario a esto para estar lista a moverme a lo siguiente?
Cuando yo hago este ejercicio, me fuerzo a sentarme y terminar lo que estaba haciendo, me fuerzo a decirle a otros, dame un minuto o 5 o 1 hora para terminar algo y enseguida estoy contigo. Cuando hago esto termino las cosas que empiezo y me siento mucho más productiva, mucho más tranquila porque logré acabar una tarea, por sencilla que pueda ser.
¿Te atreves a intentarlo apagafuegos?
Ahora te cuento 5 razones por las que es bueno parar cuando tienes que hacer muchas cosas a la vez:
- Respiras, sí a veces andamos de un lado para otro y parece que vamos sin aire, como cuando un globo se te escapa antes de amarrarlo y se desinfla. Terminamos el día vacías, agotadas. Parar, te ayuda a respirar, a tomar un momento para agarrar aire y no desinflarte.
- Reenfocas, y te das la oportunidad de volver a mirar tus prioridades, tus objetivos y centrarte para que puedas decidir a qué le vas a prestar atención. Esto es como cuando tienes un par de binoculares y los ajustas a tu visión. Necesitas un momento para enfocar y poder ver con claridad lo que tienes de frente.
- Observas, y te das la oportunidad de ver un poco más allá de las tareas pendientes. Imagina que estás en un museo y te encuentras con un cuadro enorme, si lo ves de cerca sólo podrás apreciar una parte, pero si te alejas, podrás verlo completo. Cuando vemos el panorama completo, podemos organizar mejor lo que hay que hacer.
- Priorizas, detenerte te ayuda a volver a tu lista de tareas y si no la tienes, al menos te permite re pensar lo que tienes que hacer y re organizarlas en orden de prioridad. Cuando te detienes un momento, te das la oportunidad de poner tu atención en lo que es realmente importante para ti.
- Actúas y terminas lo que comienzas. Sí, usualmente cuando nos detenemos a pensar en lo que tenemos que hacer, en vez de andar corriendo de un lado para otro, nos aquietamos y nos forzamos a terminar las tareas pendiente.
Ahora sí, ¿te atreves a parar en esos momentos en que parece que vas en un tren a toda velocidad?
Please, por favor, si haces este ejercicio y ves que te funciona, escríbeme a través de las redes sociales de @apagandofuegos en Instagram y Facebook y cuéntame cómo te fue. Quiero saber.
Dale, te espero apagafuegos.