¿Recuerdas la vida antes de los teléfonos inteligentes?
Mi marido dice que soy adicta al teléfono. En algunas ocasiones mis hijas me los quitan de las manos y me exigen que las mire a los ojos y les preste atención. Confesar esto me avergüenza bastante, pero creo que es necesario empezar a desconectarme un poco de esa extensión de mi mano, en la que se ha convertido el teléfono.
Hace unos días vi a mi hija mayor coger un celular viejo y andar por toda la casa mirando la pantalla negra como si estuviera viendo algo. Hasta se puso unos audífonos para simular que escuchaba música. Tiene 7 años y nos ha preguntado varias veces cuándo podrá tener su propio celular. Hasta el momento mi esposo y yo hemos acordado que a los 15, esperamos llegar hasta ahí, pero es una lucha que creo que perderemos antes. Para ella era un juego inocente. En realidad estaba haciendo lo que ve en mi, en otras personas, en la televisión y hasta en Youtube. Verla me encogió el corazón. Necesitaba hacer algo.
Cuando comenzó este año 2021 decidí que tenía que trabajar con esto de soltar un poco el celular. Era necesario para mi y para mi familia que pudiera pasar más tiempo con ellos y menos tiempo conectada. Estoy comenzando un negocio online y trabajo en comunicaciones. Mi teléfono no es simple entretenimiento, es mi herramienta de trabajo. Y esa es mi excusa para perderme en los feeds de Instagram, para ver interminables videos, para contestar a las mil conversaciones de Whatsapp, para entrar a Clubhouse y comenzar a ver cosas que no necesito comprar en Amazon.
La realidad es que el celular es otra excusa que uso para procrastinar muchas de las cosas que tengo que hacer. Particularmente aquellas que tienen que ver con tareas o actividades que no me gusta hacer. Entonces, me encuentro a media tarde agarrando el teléfono para ver cualquier cosa antes de comenzar ese reporte engorroso que tengo que hacer los jueves. Me pongo a mirar Pinterest un minutito antes de hacer esa llamada a esa persona que habla tantísimo y termino dejándola para otro día. Me entra la urgencia de mirar el email, las estadísticas de las redes sociales, o los comentarios del último posts que publicamos antes meterle el diente a esa presentación que lleva días siendo solo una página en blanco en Power Point.
No sé si soy una adicta al teléfono, pero sé que me distrae constantemente de las cosas que tengo que hacer y provoca que muchas veces pierda el enfoque en lo que es importante. Entonces, decidí tomar acción. Todavía me queda mucho recorrido, pero he aplicado algunas estrategias para empezar mi camino de desconexión. Te las comparto porque sospecho que si has llegado hasta aquí, es porque te pasa algo similar a ti también.
- Elimina las notificaciones del celular: ¿Te has fijado que cada vez que te bajas alguna aplicación te pide autorización para enviarte notificaciones? A veces tenemos tanta prisa por usar la nueva app que no nos fijamos y decimos que sí sin pensarlo dos veces. Pues, la próxima vez que veas ese rectángulo que aparece en tu pantalla justo antes de que puedas usar esa app que “tanto necesitas” contesta que no. No te vas a perder de nada ni tendrás menos funcionalidades, pero ganarás paz y tiempo y batería al no tener la pantalla de tu celular saltando cada 5 segundos con una nueva notificación. Ahora bien, seguro que ya tienes medio millón de notificaciones saltando en tu pantalla de aplicaciones que llevas años o meses usando. Ve a la sección de configuración de tu teléfono y elimina las notificaciones de cada aplicación o al menos de las que no son realmente importantes. Tú sabes cuáles son.
- Conoce y evalúa tu tiempo de uso: Lo primero que debes hacer es ver cuánto tiempo dedicas al celular. Es aterrador lo sé, pero te va a ayudar a darte cuenta de todo el tiempo que le dedicas y de todas las otras cosas que podrías haber hecho en ese tiempo. Necesitamos tener ese “reality check”. Mi promedio es de 4 horas, cuatro horas al día. Claro que me creo que ando haciendo otras cosas pero mi atención está dividida y pierdo el enfoque en lo que debería estar haciendo porque esa cajita rectangular con sus luces y sus colores me parece irresistible. Entonces, lo primero es buscar la aplicación de uso de tu celular, ya casi todos los teléfonos tienen una. En el caso de iPhone se llama “Screen Time” y la encuentras en la sección de ajustes de tu teléfono. Para Android se llama “Digital Well Being”. Si tu teléfono no tiene estas aplicaciones nativas, puedes descargar una a través de tu tienda de apps. Lo importante es que puedas ver el tiempo que usas y en qué lo usas. De esta manera puedes tomar decisiones.
- Ponte metas realistas para bajar el tiempo de uso: Las aplicaciones que te dicen el tiempo que estás pegada a tu pantalla también te ayudan a limitar el tiempo de uso para cada aplicación que tienes en tu teléfono y lo hace un poco más fácil a la hora de ponerte metas para bajar poco a poco esa cantidad de tiempo. Sí, puedes dejarlo todo de una y romper las cadenas que te atan al teléfono, pero seamos realistas eso solo provocará que lo desees más. Además, no se trata de demonizar tu teléfono si no de usarlo en tu beneficio y evitar que te distraiga de tus actividades importantes. Entonces, puedes bloquear unas horas en las que el teléfono apaga las notificaciones y limita los usos que puedes tener, esto bien útil a la hora de dormir, para que evites desvelarte mirando los videos interminables de Facebook.
- Aléjate del teléfono cuando necesites estar concentrada: Si tienes una tarea que debes sacar adelante y que necesita de toda tu concentración, deja el teléfono en otra habitación. También puedes ponerlo en silencio por el tiempo que necesites para que puedas concentrarte y evites distraerte con los sonidos que hace tu teléfono. Si tu trabajo te exige tener el teléfono cerca, ponlo boca abajo para que no veas la pantalla cada vez que enciende porque ha llegado una nueva notificación. Esto bajará significativamente cuando elimines las notificaciones, pero si has dejado algunas para propósitos de tu trabajo, tener el teléfono hacia abajo evitará que te distraigas. Tampoco quiero demonizar las notificaciones. Después de todo tienen una función útil, te alertan sobre algo que debe ser importante para ti. El problema es que no todas son importantes.
- Determina el tiempo en el que NO vas a usar el teléfono: Y con teléfono me refiero también a cualquier otro aparato tecnológico. Sucede que con la pandemia estamos todo el día y todos los días conectados a alguna pantalla, ya sea para trabajar, distraernos o entretenernos. Nuestros hijos toman sus clases a través de una pantalla, hacen clases de pintura, de ballet y hasta de educación física a través de una pantalla y luego nos sentamos en familia a ver una película frente a una pantalla. Entonces, nuestra vista y nuestra mente necesitan descansar. Determina un horario al día sin tecnología. Salgan fuera de la casa a dar un paseo, lee un libro, de esos de papel o dediquen una hora para juegos de mesa en familia. Ese es el tiempo que más disfrutamos en casa.
En fin, no se trata de desterrar el teléfono de tu vida, se trata de usarlo para ser más productiva. Ánimo, estamos juntas en esta lucha. Quiero leerte, cuéntame en las redes sociales de Apagando Fuegos cuáles son tus trucos para soltar el celular y enfocarte.
Dale, te espero.