Y me siento culpable por desear más espacio personal
Amo a mis hijas con locura, con esa locura que sólo la maternidad puede dar. Esa que te provoca la ternura más intensa a la par del estrés más abrumador. Las quiero felices, las quiero sanas, las quiero con todo mi ser y, a veces, las quiero un poquito lejos.
Ya está, lo dije, tengo sobredosis de amor y me siento culpable por el solo pensamiento. Y es que la pandemia nos ha obligado a estar juntos en familia y solo vernos las caras unos a otros por siete meses seguidos.
Y mis hijas se han volcado en teamos, en dibujos de amor, en abrazos de amor y acurruques interminables. Y no es mala cosa, no me malinterpretes, no hay cosa más rica que acurrucarse con esos cuerpitos en la madrugada y oler esos cuellitos que todavía les queda una estela del olor de las bebés que hace ya años fueron. PERO, cuando los abrazos y los teamos son cada cinco minutos y te impiden hacer cualquier tarea sin interrupción, cuando los teamos y los abrazos te acompañan a la ducha o al inodoro, pues una se encuentra deseando un ratito de espacio personal.
Entonces, empiezo a pensar en adaptar los relojes para establecer una hora del abrazo, al estilo de la película de los Trolls, que tanto les gusta, y limitar las muestras de cariños a dos minutos por hora. Fantaseo con salir corriendo de casa, en silencio y volver tres días después de haber estado, cual ermitaña en una montaña, retirada del mundo.
Hace unos días mi esposo se llevó a las niñas toda la tarde para que yo pudiera terminar de preparar un taller que iba a dar esa misma noche. Fueron las cuatro horas más maravillosas de los últimos meses. No puse música, ni vi Netflix, solo me serví una copa de vino y disfruté del silencio y la soledad. Ah, que vivan los pequeños placeres de la vida.
En fin, te cuento aquí algunas cosas que he implementado en estos meses para tener un ratito para mi y recuperar energías para dar y recibir ese amor tan rico de mis peques.
- Sal a hacer ejercicios fuera de casa: En mayo, decidí levantarme una hora más temprano (lo sé es una locura pero tiene sus recompensas, lo prometo), antes de que las peques abrieran sus ojos en la mañana, para ir a correr. Nunca he sido del tipo atlético, mi idea de ejercitarme por muchos años era hacer yoga o hacer “window shopping” con amigas. Así es que esto era todo un reto, pero lo asumí porque necesitaba un escape y tener un tiempo que fuera solo mio. Lo bueno de esto y de hacerlo antes de que las chicas se levanten es que me energizo, sudo el estrés, he bajado de peso, me siento mejor con misma y llego a casa enfocada y lista para comenzar el día.
- Pide ayuda de tu pareja o algún familiar. En estos tiempos de pandemia es difícil encontrar con quién dejar a los peques, pero si tienes pareja pídele que se lleve a los niños un rato o busca ayuda de algún familiar o amigo con quien tengas bastante confianza. Si no quieres sacarlos de casa, déjalos al cuidado de alguien y sal tú a coger un poco de aire, aunque sea a caminar por las calles de tu barrio. Para ellos y para ti será bueno estar separados, les dará oportunidad de extrañarse un rato y ese abrazo será mucho más rico y significativo, te lo aseguro.
- Preséntales actividades que los entretengan por un rato. Proponles hacer alguna manualidad (las pinturas siempre tienen éxito en casa, aunque mi sofá y otros muebles ya empiezan a parecer obras de arte abstracto), un juego o ponles un vídeo de baile o de algún ejercicio que les interese. Hace unos días encontré una clase por Youtube que les enseñaba una coreografía de Frozen II. Éxito rotundo por 21 minutos y 53 segundos. Ja, en esos minutos pude hacer dos llamadas y enviar tres emails y descongelar el pollo de la cena. ¡Triunfo!
- Sácalos a algún parque o al patio para que se ejerciten. Siempre que se mantengan con las medidas de distanciamiento y protección estarán bien. Mis chicas ya son unas duras del patinete (scooter), trepan árboles e inventan aventuras con cualquier tronco, mientras yo puedo terminar de leer algún artículo, de esos que siempre se quedan a mitad, o logro hacer alguna llamada, de esas que siempre se quedan para después. Ver el sol, sentir la tierra, recibir esa brisita ayuda a bajar ansiedades de parte y parte.
- Busca un grupo de apoyo. Mis amigas han sido mis compañeras virtuales en estos meses para desahogarnos, para compartirnos estrategias e ideas, para brindar por un pronto 2021 sin pandemia, para confabular y soñar con un rato sin peques, aunque después de una hora los extrañemos, para acompañarnos y darnos amor en la distancia. Llama a esa mami apagafuegos o envíale un mensaje, déjale saber que estás del otro lado con exceso de amor infantil y falta de una copita entre amigas.
Y si estás necesitando una tribu, chequeate el grupo en Facebook de Mami Apaga Fuegos. Ahí estamos juntas buscando balance en este loco mundo pandémico. Dále, únete.
Te espero.